Berta Cáceres fue una mujer indigena Lenca nacida en Honduras, lucho por la conservación de las tierras de su comunidad y contra de intereses económicos que buscaban lucrar de sus recursos naturales, a medida que aumentaba el reconocimiento por su trabajo también aumentaban las presiones, finalmente Berta fue asesinada por sicarios el 2006.
Según la organización ambiental Global Watch, solo el 2020 más de 220 defensores ambientales fueron asesinados por proteger sus tierras.
Desde joven Berta aprendió y se dedicó a trabajar en defensa de su territorio y en beneficio del pueblo Lenca. En 1993, cuando tenia 22 años, Berta co-fundó el Consejo Cívico de Organizaciones Indígenas Populares (COPINH), junto a ella organizó fuertes campañas contra los megaproyectos que violaban los derechos ambientales y a la tierra de las comunidades locales. Su activismo desperto interes nacional e internaciones consiguiendo crear conciencia de la importancia de la lucha del pueble Lenca.
El trabajo de Berta y muchos otros lideres indigenas logro frenar, a madereros ilegales, dueños de las plantaciones, corporaciones multinacionales y proyectos de represas que cortaban los suministros de alimentos y agua a las comunidades indígenas. Sin embargo a medida que aumentaban las victorias también las represalias, Berta y otros lideres recibieron amenazas de muerte, violación y ataque físico.
El 2015 Berta recibió el premio Goldman por su labor en la protección del medio ambiente, al siguente año, el 3 de marzo de 2016, fue asesinada en su propia casa.
Para Global Witness, «las empresas son las que se han beneficiado de los abusos contra los derechos humanos y el daño ambiental con relativa impunidad durante mucho tiempo», y agrega que, con tal de producir ganancias, muchos gobiernos están dispuestos a hacerse los de «la vista gorda” atentados en contra de la vida y el medioambiente.
